lunes, 30 de junio de 2014

Aclaraciones de un inquisidor genocida y totalitario

No es mi intención entrar en una espiral de réplicas y contrarréplicas con Miquel Rosselló; sólo comentaré dos pasajes de su entrada "Archipiélago de prejuicios sobre las familias". Quien no esté interesado en nuestra polémica puede leer lo que sigue sin necesidad de consultar los textos aludidos.

Dice Rosselló en primer lugar:

"La tolerancia no se basa en respetar a los iguales sino en tolerar y convivir con el diferente. Esa es una de las fuerzas del liberalismo y de las sociedades abiertas en contraposición a las sociedades cerradas totalitarias (socialistas, teocráticas, etc.)."

Estoy totalmente de acuerdo con estas palabras. El problema de nuestros días es que "tolerar y convivir con el diferente" se confunde fácilmente con "evitar la crítica al diferente". Tolerar a los homosexuales no es tener que aceptar que su modo de vida es moralmente irreprochable: es dejarlos en paz, incluso si no nos gusta su conducta, siempre y cuando no perjudique a terceros. Por supuesto, Rosselló es bien libre de considerar que la desaprobación moral de la homosexualidad es un prejuicio caduco. Pero cosa bien distinta es sostener que quien opine lo contrario es intolerante.

Una opinión (una proposición o conjunto de ellas) puede ser utilizada para incitar la intolerancia, pero en sí misma no puede ser intolerante. Parecerá acaso una distinción ociosa, pero no lo es cuando algunos tratan de limitar la libertad de expresión en nombre de la tolerancia. Resulta significativo que el Tribunal Supremo de Estados Unidos haya tenido que fallar que no se pueden prohibir manifestaciones provida frente a las clínicas abortistas.

Otra confusión muy generalizada gira en torno a la idea de discriminación. Se da por sentado que toda discriminación es mala (salvo cuando es "positiva", claro), es decir, que se basa en la intolerancia. Pero no es así. Cuando se da un niño en adopción preferiblemente a una pareja con recursos económicos suficientes para criarlo, nadie, que yo sepa, pone el grito en el cielo porque se esté discriminando a los pobres que desearían tener hijos. Lo mismo diríamos si se prefiriera dar en adopción un niño a una persona de cuarenta años que a una de ochenta. Cualquiera puede entender que el interés de los menores está por encima de los deseos de los adultos.

El segundo fragmento que deseo comentar brevemente -y con ello termino- es el siguiente:

"El problema que conlleva buscar situaciones “ideales” es que muy pocos encajaríamos en el ideal. Las mayores matanzas y persecuciones que ha sufrido el hombre han sido el resultado de los iluminados que querían alcanzar el “ideal” en este mundo imperfecto de pecadores."

Dejo de lado que las ideologías más genocidas de la historia, el comunismo y el nacionalsocialismo, no se basaban en el concepto de pecado, ni de lejos. El problema de todo utopismo no es que conciba situaciones ideales, sino que trata de imponerlas por la fuerza. Aludir a matanzas y persecuciones para criticar la inocente concepción de que lo ideal para los niños es tener un padre y una madre, sinceramente me parece como querer matar moscas a cañonazos. ¿Tan monstruoso es afirmar que hay cosas mejores que otras? Sostener que la música clásica europea es muy superior a la música zulú, ¿equivale a promover el genocidio de esta etnia? ¿supone sugerir que se trata de una raza inferior? En realidad, ni siquiera implica molestar a los zulúes con el fin de que no toquen la música que les dé la gana, mientras no se intente imponer su estudio en los conservatorios al mismo nivel que Bach y Beethoven.