sábado, 2 de julio de 2011

De victoria en victoria

"ETA está más débil que nunca." (Zapatero)

"El gobierno está más fuerte que nunca." (José Blanco)

¿O era al revés?

Hay que tener la cara muy dura para repetir una y otra vez la primera de estas dos frases. Bien es verdad que no puede atribuirse solo al todavía presidente del gobierno, porque llevo escuchándola desde que tengo uso de razón. Cada vez que ETA perpetraba un atentado, el ministro del Interior de turno se creía obligado a repetir el mantra de que los terroristas se encontraban en fase terminal, "lo cual no significa que no puedan continuar matando", y todo el repertorio habitual de insultos a la inteligencia. A quien crea que esto sirve a efectos propagandísticos hay que decirle que hablar de ETA para afirmar cualquier cosa distinta de que sus miembros serán perseguidos, juzgados y encarcelados, solo sirve a sus intereses.

Pero sostener que ETA está en sus últimos momentos cuando su brazo político se ha apoderado de Guipúzcoa y más de cien municipios, entre ellos San Sebastián, revela un desprecio difícilmente igualable hacia el nivel intelectual de los ciudadanos. Es sencillamente tomarlos por subnormales profundos. Si para que la violencia termine es necesario entregarle el poder a los terroristas, podíamos habernos ahorrado más de ochocientos muertos cediendo a sus pretensiones hace muchos años.

Es tan tentadoramente fácil... Primero se regala el País Vasco a los criminales y se permite, cómo no, que el nuevo Estado se anexione Navarra. Después, claro está, vendrá Cataluña. Unas pocas bombas pueden ayudar a transmitir el mensaje. Por supuesto, Galicia sería la siguiente. Pero la cosa no tiene por que acabar aquí. Los islamistas (¿recuerdan? siguen ahí) algo saben también de terrorismo. En lo que quede de España (en adelante Al-Ándalus) será preciso implantar la ley islámica para derrotarlos. Todo sea por la Paz: Olvídense del jamón, del vino y del biquini en las playas. Llegados a este punto, el sucesor de Zapatero seguro que dirá que el fundamentalismo está más débil que nunca. Y los demás, definitivamente jodidos.