jueves, 8 de octubre de 2009

El Ayuntamiento sevillano descubre la identidad de Agustín de Foxá


El Ayuntamiento de Sevilla ha descubierto por fin quién fue Agustín de Foxá y en pocos días, además. Y es que ¿quién dijo que las administraciones públicas son ineficientes? Cuando se ponen, hay que reconocer que su ritmo de trabajo puede llegar a ser trepidante. (Por supuesto, consultar en el Google no vale, carece de todo mérito.)

Por lo visto, unos ciudadanos habían solicitado el uso de una sala de un centro cívico de la capital hispalense, con el fin de rendir un pequeño homenaje literario a Agustín de Foxá en el quincuagésimo aniversario de su muerte, sin que se encontraran con ningún impedimento por parte de la concejalía correspondiente, en manos de Izquierda Unida. Pero los ilustrados dirigentes municipales en absoluto descuidaron sus obligaciones, y en el plazo de escasos días, es decir, dos horas antes de que se iniciara el acto, denegaron el acceso a la sala, con lo cual todos los reunidos para la ocasión debieron celebrarlo al aire libre.

El motivo esgrimido por la concejala de IU fue que Foxá era falangista, lo cual está bien saberlo, porque así, antes de solicitar una sala para un homenaje a Alberti, ya estamos avisados de que nos la denegarán, dado que el poeta gaditano -quede entre nosotros- era comunista. ¿Se imaginan? "No podemos tolerar que se homenajee a un escritor que ensalzó una ideología que causó cien millones de muertos por ejecuciones, hambrunas artificiales y deportaciones en menos de un siglo." O sea, más muertos que los que produjeron la Inquisición, la viruela que contagiaron los españoles a los indígenas americanos (seguro que aposta, claro, ya lo dijo Isabel la Católica: "La guerra bacteriológica nos dará el dominio del mundo, ja ja ja ja ja") y el nazismo juntos.

Para otra ocasión (y esto sí que va sin ironía), que prevean realizar el homenaje a quien sea en una sala privada, seguro que no faltan en Sevilla personas generosas, o instituciones de la sociedad civil, que la cederían encantadas y sin cobrar. Qué manía con acudir a las ventanillas de la administración a implorar sus graciosas concesiones.

Nota: Desmentimos desde aquí el bulo de que cuando presentaron la solicitud para el homenaje, el funcionario de la ventanilla preguntó si Foxá acudiría para firmar su último libro.