sábado, 10 de enero de 2009

Unas consultas al diccionario

El Institut d'Estudis Catalans (IEC), que viene a ser la Academia de la lengua catalana, ha modificado la definición de la voz "matrimonio" para que incluya los llamados matrimonios homosexuales. Ya no habla de "unió legítima d'un home i d'una dona" sino de "unión legítima entre dos personas que se comprometen a llevar una vida en común establecida mediante ritos o formalidades legales." Sin embargo, cuando escribo esta entrada la edición on line todavía muestra el antiguo significado, como puede verse por esta captura de pantalla que pronto tendrá valor arqueológico:


Llama la atención que la nueva definición sea mucho más larga. ¿Es que la unión entre hombre y mujer no es también entre dos personas que se comprometen a llevar una vida en común, etc? Parece como si el académico se hubiera encontrado ante el problema de distinguir el matrimonio de otro tipo de uniones que, al no especificarse la condición sexual de los contrayentes, podrían quedar incluidas de manera inconveniente, y poner al descubierto el profundo absurdo que entraña creer que determinadas instituciones pueden alterarse a voluntad con sólo cambiar una ley, o una entrada en el diccionario.

Al conocer esta noticia, y las críticas más que justificadas que ha recibido el IEC por la introducción de un claro sesgo ideológico en lo que debería ser una herramienta científica neutral, se me ocurrió buscar los términos "derecha" e "izquierda". El resultado es todavía más sorprendente.

El diccionario define derecha (dreta) como "conjunto de partidos que mantienen una posición ideológica caracterizada por actitudes políticas favorables a la defensa del orden establecido." Aunque no es difícil objetar esta acepción, según la cual el partido comunista cubano debería adscribirse a la derecha (en la medida en que aboga por mantener el "orden establecido" en la isla que sojuzga férreamente), debe admitirse que se aproxima bastante al uso lingüístico habitual. Otra cosa no es exigible a un diccionario de la lengua. Sin embargo, la definición de izquierda (esquerre), reza así:

"Conjunto de partidos que mantienen una posición ideológica caracterizada por actitudes políticas favorables a la modificación de las estructuras sociales, a la igualdad entre individuos y a la intervención pública en las relaciones socioeconómicas para conseguir esta igualdad."

La asimetría entre ambas definiciones es innegable; la segunda no se limita a ser el reverso de la primera, sino que se esfuerza en ser bastante más explicativa. La derecha se define de forma puramente negativa: La defensa de lo establecido a fin de cuentas equivale a la oposición a las reformas, sin especificar si la naturaleza del uno o de las otras es relevante para entender el vocablo. En cambio, al término izquierda se le adjudica un contenido positivo, unas ideas determinadas, contra las cuales la derecha se limita a reaccionar, cuando podría definirse perfectamente como la "actitud favorable a la libertad de los individuos y la desconfianza hacia la intervención pública en las relaciones socioeconómicas". ¿Por qué no?

Aunque lo que he dicho antes acerca del partido comunista cubano parece broma, en realidad no lo es. Recuerdo perfectamente como en tiempos de la perestroika, algún diario se refería a los sectores de la URSS reacios a las reformas democráticas como "conservadores". El mensaje implícito es claro. Los conservadores pueden variar de ideario según la geografía o la época, pero tienen siempre algo en común: son los malos. Los académicos catalanes, desde luego, lo han captado a la perfección.