miércoles, 29 de octubre de 2008

El extraño caso del Dr. Sark y Mr. Ozy

Sarkozy pronunció un discurso en Annecy el jueves pasado ante unos empresarios. Hizo algunas propuestas interesantes (como por ejemplo exenciones fiscales para las nuevas inversiones) así como observaciones de indudable cariz liberal, en contra de la burocracia, a favor de la competitividad, o criticando la mentalidad funcionarial de aspirar a un trabajo para toda la vida. Pero en el mismo discurso intercaló afirmaciones de sentido totalmente opuesto -que por supuesto son las que más han llamado la atención de los medios.

La más rimbombante es que la crisis financiera ha acabado con "l'idéologie de la dictadure des marchés". Ingenuo de mí, yo había creído hasta ahora que sabía lo que es una dictadura y lo que son los mercados. Pensaba, en mi ignorancia, que existen estados dictatoriales, pero no mercados dictatoriales, sea lo que sea que esto signifique.

También habló en esta línea de "le retour du politique", de la "necesidad profunda de política". El dirigente socialista José Blanco, haciendo gala de su gran originalidad, se hizo eco ayer de estas palabras. Es curioso que los políticos de derecha e izquierda reivindiquen la importancia de su actividad, como si hasta ahora se hubieran conformado con una modesta posición marginal, y no hubieran mangoneado todo lo posible y más en la economía. Conviene recordar que no faltó quien empleara términos idénticos tras el 11-S, pronosticando -faltaba más- el fin del "neoliberalismo". Por lo demás, el discurso de que la economía debe supeditarse a la política es muy viejo. Estaba también muy extendido en los años treinta, y la cosa acabó bastante mal, por cierto, pero ello no es obstáculo para que renazca una y otra vez. No les quepa ninguna duda de que en la próxima crisis volverán los mismos de siempre a frotarse las manos anunciando el enésimo fin del liberalismo.

No contento con las aseveraciones anteriores, el presidente Sarkozy propone "une redéfinition du rôle de l'État". Desde luego, si se refiere al Estado francés, cuyo peso en la economía supera el 50 % del PIB, estoy completamente de acuerdo. ¿Por qué no, ya puestos, el 100 %? Nacionalicémoslo todo y así se resolverá la crisis de raíz. Acuérdense de las antiguas economías de Europa Oriental y la Rusia soviética. Allí no había problemas de hipotecas, ni desempleo. Por no haber, no había ni huelgas. Pero incomprensiblemente, hubo que levantar un muro en Berlín, porque algunos inconformistas se empeñaban en huir nada menos que a... la dictadura del mercado. Qué extraño.