viernes, 20 de junio de 2008

Pyongcelona

El otro día comprobábamos que el Ayuntamiento de Barcelona no sólo no veía con buenos ojos que un videojuego “violento” promocionara la ciudad condal, sino que incluso estudiaba retirarlo del mercado. Ahora, este artículo me acaba de dar la clave del modelo que las autoridades barcelonesas tienen en mente.

Rótulos luminosos publicitarios de lugares tan céntricos como la Plaza Cataluña, entre otros, están siendo progresivamente eliminados por una reglamentación urbanística que, basándose supuestamente en criterios arquitectónicos y ambientales, arrambla con todo lo que suene a capitalismo, dejando vía libre a una propaganda institucional cada vez más abrumadora. Sólo así se conseguirá que Barcelona expíe sus pecados de consumismo desenfrenado y sea cada día un poco más progresista, más socialista -más oscura y más triste. Más como su modelo: Pyongyang.