miércoles, 9 de abril de 2008

¿Esperanza es de centro?

El término centrismo fue utilizado por Esperanza Aguirre, en su memorable discurso de ayer, en dos ocasiones. La primera, cuando dijo:

"No me resigno a que tengamos que parecernos al PSOE para aparentar un centrismo o una modernidad, que ya están en las bases de nuestras convicciones y nuestros principios políticos y no en los de ellos, como he señalado."

Y la segunda, cuando afirmó que

"la opción [centrista y] liberal, que consiste en confiar en los ciudadanos, en sus iniciativas, en sus energías, en su creatividad y en su indiscutible afán de prosperar, es la mejor solución para los problemas de los españoles. Y esa opción liberal sólo la ofrece el partido Popular."

Curiosamente, la segunda mención, entre corchetes, no aparece en las transcripciones escritas del discurso que podían leerse ayer en los medios digitales. No se trata de la única diferencia entre el discurso oral y el escrito, suponemos que fruto de la improvisación de la presidenta madrileña, como puede comprobarse en este vídeo. Pero no deja de resultar significativa.

¿A qué se refiere Esperanza cuando habla de centrismo? Obsérvese que en la primera mención lo asocia a la palabra "modernidad", mientras que en la segunda, yuxtapone el término con el de liberal, que repite muchas más veces en su discurso, y que define perfectamente en las palabras que siguen. Nada en éstas, por cierto, parece aludir a algún significado diferenciado que tuviera la palabra centrista.

Sea lo que sea a lo que se refiere Esperanza Aguirre, lo que está claro es que para ella el centrismo es una seña de identidad del PP, no una asignatura pendiente. Esperanza no propone ningún "giro al centro" (lo cual, viniendo de la derecha, sólo puede consistir en un acercamiento a la izquierda) sino todo lo contrario, lo que sugiere es que es la izquierda la que debería aproximarse a sus posiciones.

En el discurso oral, Aguirre cita el famoso ensayo de Hayek, Por qué no soy conservador, para desentenderse de la etiqueta de conservadora. Quizás no recordaba que en ese mismo escrito, el gran pensador austriaco rechazaba la concepción según la cual, los liberales ocuparían el centro de una hipotética línea en la que los socialistas y los conservadores estarían ubicados en los extremos izquierdo y derecho, respectivamente. Para Hayek, sencillamente el liberalismo no tiene nada que ver con el centro, con ese conservadurismo que está dispuesto a asimilar buena parte de las ideas socialistas, y que él despreciaba profundamente.

Quiero creer, sin embargo, que la táctica de Doña Esperanza podría consistir en convertir ese término en un sinónimo de "liberal", una especie de submarino semántico. Con ello podrían lograrse dos cosas. La primera, y más inmediata, que se desactivase su carácter de palabra-trampa con la cual los eternos Gallardones obstruyen la divulgación del liberalismo, dándole precisamente el sentido opuesto. Y la segunda, que a la larga acabara siendo un término superfluo, que muriera de forma natural y cayera por fin en desuso. Lo que desde luego redundaría en el rigor del lenguaje político.